Primera Confianza

FALSEAR LA PRIMERA CONFIANZA

 

Porque participantes de Cristo somos hechos, con tal que conservemos firme hasta el fin el principio de nuestra confianza. Mas Cristo como hijo, sobre su casa; la cual casa somos nosotros, si hasta el cabo retuviéremos firme la confianza y la gloria de la esperanza.   He.   3: 14, 6.

 

Mirad, hermanos, que en ninguno de vosotros haya corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo.    He.   3: 12.

 

¿Y de quién te asustaste y temiste, que has faltado a la fe, y no te has acordado de mí, ni te vino al pensamiento? ¿No he yo disimulado desde tiempos antiguos, y nunca me has temido?      Condenadas ya, por haber falseado la primera fe. Is. 57: 11.    1ª Ti.   5: 12

 

Mas ahora que el mal sobre ti ha venido, te es duro; Y cuando ha llegado hasta ti, te turbas.    ¿Es este tu temor, tu confianza, Tu esperanza, y la perfección de tus caminos?        Job   4: 5, 6

 

Recapacita ahora, ¿quién que fuera inocente se perdiera? Y ¿en dónde los rectos fueron cortados?     Job   4: 7

 

Mantengamos firme la profesión de nuestra fe sin fluctuar; que fiel es el que prometió:  Y

considerémonos los unos a los otros para provocarnos al amor y a las buenas obras.   He.  10: 23, 24.

 

No dejando nuestra congregación, como algunos tienen por costumbre, mas exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.   He.  10: 25

 

CONSECUENCIAS POR FALSEAR LA PRIMERA CONFIANZA

 

¡Oh Jehová, esperanza de Israel! todos los que te dejan, serán avergonzados; y los que de mí se apartan, serán escritos en el polvo; porque dejaron la vena de aguas vivas, a Jehová.   Jer.  17: 13

 

Entended ahora esto, los que os olvidáis de Dios; No sea que arrebate, sin que nadie libre. Sal. 50: 22.

 

Tu maldad te castigará, y tu apartamento te condenará: sabe pues y ve cuán malo y amargo es tu dejar a Jehová tu Dios, y faltar mi temor en ti? Levántense, a ver si te podrán librar en el tiempo de tu aflicción: porque según el número de tus ciudades, oh Judá, fueron tus dioses.   Jer.  2: 19.

 

En llama de fuego, para dar el pago a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo; Los cuales serán castigados de eterna perdición por la presencia del Señor, y por la gloria de su potencia.      2ª Ts.   1: 8, 9.

 

CONSEJOS DE DIOS PARA LOS FIELES

 

 

Teniendo buena conciencia, para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, sean confundidos los que blasfeman vuestra buena conversación en Cristo.   1ª P.   3: 16.

 

Porque también Cristo padeció una vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu.     1ª P.  3: 18.

 

A la figura de la cual el bautismo que ahora corresponde nos salva (no quitando las inmundicias de la carne, sino como demanda de una buena conciencia delante de Dios,) por la resurrección de Jesucristo.    1ª P.   3: 21.

 

El cual está a la diestra de Dios, habiendo subido al cielo; estando a él sujetos los ángeles, y las potestades, y virtudes.    1ª P.   3: 22.

 

Pues que Cristo ha padecido por nosotros en la carne, vosotros también estad armados del mismo pensamiento: que el que ha padecido en la carne, cesó de pecado.    1ª P.   4: 1.

 

Si sois vituperados en el nombre de Cristo, sois bienaventurados; porque la gloria y el Espíritu de Dios reposan sobre vosotros. Cierto, según ellos, él es blasfemado, mas según vosotros es glorificado.    1ª P.   4: 14.

 

Y si el justo con dificultad se salva; ¿á dónde aparecerá el infiel y el pecador?.    1ª P.   4: 18.

 

Ruego a los ancianos que están entre vosotros, yo anciano también con ellos, y testigo de las aflicciones de Cristo, que soy también participante de la gloria que ha de ser revelada.   1ª P. 5: 1.

 

Vosotros también, como piedras vivas, sed edificados una casa espiritual, y un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales, agradables a Dios por Jesucristo.    1ª P.  2: 5.

 

Porque para esto sois llamados; pues que también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que vosotros sigáis sus pisadas.    1ª P.  2: 21.

 

Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos ha regenerado en esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos.    1ª P.  1: 3.

 

Escudriñando cuándo y en qué punto de tiempo significaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, el cual prenunciaba las aflicciones que habían de venir a Cristo, y las glorias después de ellas.    1ª P.   1: 11.

 

Por lo cual, teniendo los lomos de vuestro entendimiento ceñidos, con templanza, esperad perfectamente en la gracia que os es presentada cuando Jesucristo os es manifestado.    1ª P. 1: 13.

 

Siervos, sed sujetos con todo temor a vuestros amos; no solamente a los buenos y humanos, sino también a los rigurosos. Porque esto es agradable, si alguno a causa de la conciencia delante de Dios, sufre molestias padeciendo injustamente.     1ª P.   2: 18, 19.

 

 

FORMA PARA BUSCAR A DIOS

 

Yo amo a los que me aman; Y me hallan los que madrugando me buscan.    Pr.   8: 17.

 

Por eso pues ahora, dice Jehová, convertios a mí con todo vuestro corazón, con ayuno y lloro y llanto. Y lacerad vuestro corazón, y no vuestros vestidos; y convertios a Jehová vuestro Dios; porque misericordioso es y clemente, tardo para la ira, y grande en misericordia, y que se arrepiente del castigo.   Jl.  2: 12, 13.

 

Si tú de mañana buscares a Dios, Y rogares al Todopoderoso; Si fueres limpio y derecho, Cierto luego se despertará sobre ti, Y hará próspera la morada de tu justicia. Y tu principio habrá sido pequeño, Y tu postrimería acrecerá en gran manera.    Job   8: 5, 6, 7.

 

Volveos a mi reprensión: He aquí yo os derramaré mi espíritu, Y os haré saber mis palabras.  Ciertamente espíritu hay en el hombre, E inspiración del Omnipotente los hace que entiendan. Pr.   1: 23.   Job   32: 8.

 

Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque cualquiera que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se abrirá.    Mt.   7: 7, 8.

 

Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, demándela a Dios, el cual da a todos abundantemente, y no zahiere; y le será dada.     Stg.   1: 5.

 

Pero pida en fe, no dudando nada: porque el que duda es semejante a la onda de la mar, que es movida del viento, y echada de una parte a otra. No piense pues el tal hombre que recibirá ninguna cosa del Señor.    Stg.   1: 6, 7.

 

¿Qué me preguntas a mí? Pregunta a los que han oído, qué les haya yo hablado: he aquí, ésos saben lo que yo he dicho.    Jn.   18: 21.

 

Y vendrás a los sacerdotes Levitas, y al juez que fuere en aquellos días, y preguntarás; y te enseñarán la sentencia del juicio. Y harás según la sentencia que te indicaren los del lugar que Jehová escogiere, y cuidarás de hacer según todo lo que te manifestaren.    Dt.  17: 9,10.

 

Según la ley que ellos te enseñaren, y según el juicio que te dijeren, harás: no te apartarás ni a diestra ni a siniestra de la sentencia que te mostraren.    Dt.   17: 11.

 

Y el hombre que procediere con soberbia, no obedeciendo al sacerdote que está para ministrar allí delante de Jehová tu Dios, o al juez, el tal varón morirá: y quitarás el mal de Israel. Y todo el pueblo oirá, y temerá, y no se ensoberbecerán más. Dt. 17: 12, 13



 
 
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